1. Lo mismo de siempre… ¿siempre lo mismo?
Los hábitos, las cosas que hacemos una y otra vez, como montar en bicicleta, el camino al colegio, coser, o incluso aspectos más complejos, que ni si quiera somos conscientes de que ocurren, como leer, prestar atención, fijar la mirada, dirigir el movimiento de los ojos de izquierda a derecha, traducir los símbolos que son las letras, las palabras, las frases, el texto en su representación mental de significado… forman parte de nuestra memoria y son los conocimientos más difíciles de olvidar.
Incluso tras un problema grave de memoria, suelen quedar los hábitos adquiridos con el tiempo y la práctica. Por lo tanto, podemos aprovecharnos de estas rutinas diarias para no olvidar cosas tan importantes como leer un rato al día, hacer los deberes, sacar la basura…
2. Números muy largos
Este truco es útil siempre que queramos memorizar un número largo, como pueden ser teléfonos, cantidades de dinero… Consiste en agrupar partes del número para tener así menos unidades que recordar.
3. ¡Vaya cuento!
Inventar relatos es otra idea para tener en cuenta a la hora de memorizar un grupo de palabras. La idea consiste en inventarse una historia con todas las palabras que quieres recordar. Da igual que la historia no tenga sentido, lo importante es que impacte, que nos llame la atención, que sea divertida. Juega con tu hijo a inventar una historia y, cuando la tenga acabada, invítale a que se imagine la escena con todo tipo de detalles.
4. Método de lugares
Otra regla mnemotécnica, que consiste en utilizar un recorrido que se conozca bien, como puede ser el que hacen a diario de casa al colegio. Sirve para recordar listas de nombres. Para ello, podemos proponer un recorrido que conozcamos muy bien.
5. Lo primero es lo que cuenta
Este truco es una regla mnemotécnica de gran utilidad para recordar una lista de nombres. Consiste en recordar la primera letra de cada vocablo y así formar una nueva palabra. Si analizamos lo que estamos haciendo, veremos que consiste en guardar en nuestro almacén una unidad, en lugar de seis, algo mucho más costoso para nuestra memoria. Por ejemplo, si tengo que recordar las palabras: carpeta (C) – lápiz (L) – libro (L) – ordenador (O) – sacapuntas (S), podemos recordar la palabra “callos”. Mucho más fácil, ¿verdad?
8 abril, 2017
gracias excelente material