El mutismo selectivo podemos considerarlo como un rechazo o incapacidad de hablar con personas extrañas o con otros niños de clase, pero no sucede en el propio hogar. Está demostrado que los niños que lo sufren no suelen tener ningún tipo de dificultad en su comprensión o expresión verbal, pero puede presentarse alguna dificultad en el lenguaje expresivo y/o en la articulación de las palabras.
En casos como el de la discapacidad intelectual, grave o profunda, el del autismo o el de trastorno del desarrollo del lenguaje de tipo expresivo, puede darse una ausencia de habla, pero se daría en todas las situaciones, no como ocurre en el caso del mutismo selectivo que sería en las situaciones relacionadas con espacios fuera de casa o cuando el niño se encuentra ante la presencia de extraños.
¿De dónde surge el mutismo selectivo?
El mutismo selectivo es de naturaleza emocional y se inicia normalmente antes de los seis años o al empezar a ir a la escuela. Si no se trata prematuramente puede alterar las capacidades sociales del niño dando lugar, entre otras cosas, al fracaso escolar.
Se han descrito varios subtipos y pueden asociarse a él otros trastornos del lenguaje como las disglosias, dificultad de articulación por efecto de alguna malformación en el aparato fonador, o las disartrias cuando es de naturaleza neuromotora, como puede darse en los casos de parálisis cerebral infantil. Además, se asocian con el mutismo selectivo también otro tipo de problemas, como los relativos a la conducta del niño en casos como, por ejemplo, un aislamiento social que va en aumento, un rechazo a ir al colegio, o timidez extrema y/o negativismo.
Posibles causas del mutismo selectivo
Algunos de los factores que podrían relacionarse con el mutismo selectivo son:
- La sobreprotección del niño/a.
- Presencia de trastornos del lenguaje no identificados.
- Situaciones de hospitalización, inmigración o traumas sucedidos en los primeros años de vida.
Síntomas más comunes del mutismo selectivo en niños
- Incapacidad para hablar. Esta incapacidad para hablar no se debe a una falta de conocimiento o de fluidez del lenguaje hablado requerido en la situación social, sino que la alteración interfiere en el rendimiento escolar o en la comunicación social.
- Incapacidad persistente de hablar en situaciones sociales específicas en las que se espera que se haga, como por ejemplo en la escuela, a pesar de que el niño sí logre hacerlo en otras situaciones comunes.