Si no tenemos pensamiento crítico nos pueden manipular

El pensamiento crítico es necesario para poder discernir y encontrar las posibles soluciones a los problemas que nos atañen hoy en día. Si no se tiene pensamiento crítico se comienza a pensar que solo existe una solución y, en el peor de los casos, que no existe ninguna. Dicho pensamiento crítico nos permite poder actuar y decidir con autonomía sin tener que depender de nadie ni esperar a que otras personas, consideradas “más capaces”, terminen encontrando las soluciones.

Esto quiere decir que la ausencia de pensamiento crítico es peligrosa, ya que permite que la manipulación pueda hacerse más presente afectando a la vida de toda una sociedad completa. ¡la solución? La creatividad, que es la materia prima del pensamiento crítico, esa competencia que debe tener toda persona para fomentar un pensamiento autónomo y así poder encontrar más, mejores y efectivas soluciones dentro de la sociedad para resolver los problemas.

 

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La creatividad como fuente del pensamiento crítico

Para poder desarrollar el pensamiento crítico en los niños, juega un papel absolutamente importante la creatividad. Desde el punto de vista  de Angélica Sátiro, pedagoga experta en este tema, las personas son todas igualmente creativas y no existe diferencia en la capacidad creativa de un niño o de un adulto. Lo que ocurre es que los niños confían más en su capacidad creativa, por eso se atreven más que los adultos a hacer cosas y a enfrentarse a ellas. Y es muy probable también que los propios procesos de aprendizaje que hemos adoptado en las escuelas y que vamos aprendiendo conforme crecemos a lo largo de nuestro periplo escolar, sean en buena parte responsables de que las personas con el tiempo confíen menos en su capacidad creativa.

Puede resultar complejo el caracterizar a una persona como creativa, por eso es una capacidad que no debe enseñarse, sino cultivarse. Es posible que en el mismo momento en que se busca enseñar a una persona a ser creativa, estemos destruyendo su propia creatividad. Por tanto, la mejor recomendación que puede haber al respecto es que, en lugar de enseñar y “matar” la creatividad, ayudemos a los más pequeños desde su nacimiento a desarrollar sus recursos internos para descubrir su verdadero tinte creativo. Es decir, que como docentes, padres y parte de la sociedad, nuestro trabajo es crear las condiciones necesarias para que pueda estimularse dicha creatividad por el bien y el interés de los niños.

 

 

¿Cómo podemos estimular los ambientes creativos?

Como veíamos, no puede enseñarse a los niños la creatividad, pero sí que deben prepararse los ambientes para que ésta pueda tener lugar y ser absorbida por los más pequeñitos. Para conseguirlo, en primer lugar, es necesario que los profesores y/o los padres se vean a sí mismos como personas creativas y que recuperen la confianza que hayan podido perder en sus capacidades por el camino de la vida. Un adulto que premia su curiosidad y cultiva sus potenciales, tiene más posibilidades de lograr que con su educación los niños puedan desarrollar su pensamiento crítico, que puedan tomar decisiones propias con éxito, o que puedan practicar y tener claros valores como la empatía, la justicia o la igualdad.

 

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En segundo lugar, lo ideal es dejar de pensar que la forma de enseñar tiene algo que ver con el adoctrinamiento. Profesores y maestros deben verse como guías de los niños y de los adolescentes en su principal etapa de descubrimiento creativo, pues será la única forma de lograr en ellos una verdadera autonomía de pensamiento, que es lo que después de todo buscamos o deberíamos buscar como fin principal del proceso educativo. El aula, a su vez, debe verse como una comunidad de investigación en la que los alumnos estén constantemente haciendo preguntas, investigando y probando nuevas ideas para resolver los problemas de siempre o los que puedan surgir.

En conclusión, solo estimulando la creatividad de los niños y de los adultos podremos conseguir desarrollar el pensamiento crítico, necesario para evitar que la manipulación sea posible en la sociedad, coartando la libertad y la personalidad de todo aquel que la sufra.

 

 

 

Autor: Jesús Falcón

Cofundador del Proyecto educativo Bosque de Fantasías, programador y desarrollador por excelencia, dedicado al mundo educativo y a su evolución.

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