Nuestro cerebro necesita emocionarse para poder aprender

A veces un maestro/a no puede ayudar a un niño con sus emociones porque tiene veinte o treinta alumnos más que le necesitan, pero lo cierto es que las emociones, aunque provengan del entorno extraescolar, afectan al día a día en el aula. Sin embargo esto no significa que las emociones sean malas y que su mera existencia repercuta negativamente en  el aprendizaje, sino todo lo contrario. El ser humano necesita las emociones, pero debe aprender a manejarlas para que no le afecten negativamente y debe saber también cómo trabajar adecuadamente con ellas.

 

cerebro emoción

 

 

Nuestro cerebro necesita emocionarse para aprender, como nos recuerda José Ramón Gamo en entrevista al diario El País, director del Master en Neurodidáctica de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Este neuropsicólogo infantil nos explica también que hoy en día ya se puede observar nuestra actividad cerebral por neuroimagen mientras hacemos determinadas tareas, lo que permite a maestros y profesionales de la educación reflexionar acerca de los cambios necesarios e introducir mecánicas y técnicas que repercutan de una mejor manera en el aprendizaje, más allá de las clases magistrales.

Gamo también nos recuerda que muchos diagnósticos de problemas de aprendizaje que se realizan hoy en día, como por ejemplo el TDHA, responden en realidad a las malas metodologías educativas que se implantan en los centros de estudio, basadas en transmitir información teórica a mansalva (en casi más de un 50%) que va incrementándose conforme avanzan también los cursos.

Y es que nuestro cerebro se guía más a la hora de aprender cosas nuevas por su hemisferio derecho, que está relacionado mucho más con la creatividad que con el lenguaje. En consecuencia, suele suceder que muchos contenidos resulten dificultosos de aprender para gran parte de los estudiantes, pues el cerebro carece de estímulos por completo con dicho sistema. Esas clases teóricas y magistrales que se siguen impartiendo con total asiduidad no aportan al cerebro esa emoción que tanto necesita para motivarse y para adquirir nuevos conocimientos, perdiéndose el objetivo prioritario de las clases que no es otro que enseñar.

Por eso la neurodidáctica es tan importante y debe ser implantada en todas las escuelas como método de enseñanza, porque aporta al aula esos elementos visuales, creativos y atractivos que el cerebro de los alumnos necesita como estímulo, así como otras formas de trabajo menos individualistas y más colectivas y participativas.

 

 

Nuevas tecnologías y métodos para el siglo XXI

Muchos profesores ya se han apuntado a este tipo de enseñanza más adaptada a los nuevos tiempos con materiales y mecánicas que acercan más los contenidos a la realidad de los más jóvenes, como con el uso de las redes sociales de forma didáctica y educativa. Son profesores comprometidos de verdad con el bienestar emocional e intelectual de sus alumnos, y buscan crear un espacio educativo más adecuado para el aprendizaje efectivo.

 

aprendizaje efectivo

 

Profesores como Chema Lázaro, un maestro de Madrid que cansado de ver cómo sus alumnos definían como “un rollo” todas sus clases, decidió investigar y buscar formas nuevas y más interesantes de enseñanza para los nuevos tiempos, creando lo que se conoce como Pizarras Abiertas, un proyecto que le valdría en el año 2013 el premio nacional de las TIC del Ministerio de Educación en España.

La neurodidáctica y la neurociencia parecen destinadas a cambiar el panorama de la educación, recordándonos que ya ha quedado demostrado con el paso del tiempo que las clases teóricas de 50 minutos no solo no alientan el aprendizaje, sino que alejan a los estudiantes de él. El fracaso escolar, la desmotivación, el abandono y la falta de miras de los más jóvenes indican la necesidad de un cambio urgente que la tecnología y la ciencia nos permiten atajar.

Y junto a la tecnología, los profesores son uno de los elementos más decisivos en un aula, y es su método y su enfoque personal lo que hace que el clima y el estado de ánimo de los alumnos se vea alegre y fortalecido. En las manos de los educadores está el buscar formas de enseñanza más cercanas a “métodos de tortura y cansancio” o más próximas a “instrumentos de inspiración y motivación”. Es quizá la diferencia entre un valioso y fructífero aprendizaje que dure para toda la vida, o ese otro que procede de la memoria y que con dificultad no terminará cayendo en el olvido…

 

 

Autor: Jesús Falcón

Cofundador del Proyecto educativo Bosque de Fantasías, programador y desarrollador por excelencia, dedicado al mundo educativo y a su evolución.

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