6 beneficios de comer con las manos

Los buenos modales han dejado de lado una práctica natural y necesaria para un niño: comer con las manos. Si tu bebé tiene ya seis meses y se puede mantener sentado, prueba a ponerle delante pequeñas cantidades de comida para que él las vaya tocando y probando. Conseguirás que pruebe alimentos nuevos y se autorregule la cantidad a comer. Él mismo parará cuando esté saciado. Dos consejos: un babero grande que lo cubra y comida sana; elimina los fritos y dulces, abusa de frutas, verduras, legumbres, pescado y carne. Todo troceado para que el niño lo manipule fácilmente y pueda morderlo o chuparlo sin dificultad. Déjate sorprender por esta “nueva” tendencia que en realidad es tan vieja como el ser humano.

Es divertido

Nada que ver con los rutinarios y aburridos cubiertos. Aquí el niño toca y descubre cosas que pasarían desapercibidas usando cuchara o tenedor: la comida es blandita o dura, está fría o caliente, se resbala, hay que concentrarse, separar…, jugar mientras se come. A veces es rugosa, lisa, pegajosa… ¿En serio hace falta que digamos que es divertido?

Ayuda a desarrollar la motricidad fina

Hay que agarrar bien, ejercitar la pinza, que es el movimiento de pulgar-índice tan necesario en la movilidad cotidiana. Pensemos que llevándole nosotros la cuchara a la boca del niño no ejercita nada, y nos daremos cuenta de lo beneficiosa que es esta práctica. Además de que la concentración que requiere hace que coma con verdadero interés y no se aburra hasta que no se sacie.

Mejora la coordinación mano-ojo

Se llama así a la acción de usar la mano según nos indica el cerebro, en este caso la vista. Y dejando que el niño se alimente con las manos son éstas las que llevan el alimento a la boca consiguiendo una excelente coordinación, aunque al principio resulte un poquito complicado. Hay que tener paciencia, el reflejo del hambre hará el resto y pronto nuestro bebé será capaz de comer solito.

Aumenta su independencia y confianza

No tener que estar pendiente del “avión” u otros mil trucos como canciones, cuentos o, en el peor de los casos la televisión, mientras el niño come a nuestro lado autónomo y tranquilo…, no tiene precio. Eso lo  apreciará cualquiera que tenga hijos. Ponle un babero grande de hule que se limpie fácilmente y deja que se sienta capaz de hacerlo. Experimentar y saberse independiente aumentará su confianza e incidirá positivamente en su desarrollo.

Favorece la masticación

Aún sin dientes, el bebé comienza a hacer el movimiento de masticar con la encía. Por el contrario, los demás niños que se alimentan solo de papillas no “mastican” y a la hora de tener que morder y triturar de verdad, les cuesta mucho más hacerlo con el consiguiente peligro de atragantarse.

Integra al niño en la familia

Lo ideal sería que todas las veces, o al menos la mayoría, el niño comparta con nosotros la mesa, así nos verá comer y se sentirá un miembro activo de la familia. Nos imitará y le provocará curiosidad lo que comemos nosotros. La sensación de pertenecer al clan familiar es fantástica para él, convirtiéndolo en una personita sociable y cariñosa. Además podemos animarlo, charlar con él, alegrarnos de sus logros. En definitiva, quererlo mucho y que lo note. También a la hora de la comida, por supuesto.

 

Y ya solo nos queda decirte… ¡Buen provecho!

Autor: Carolina Cuello

Escribo desde siempre, por trabajo y por placer. Creo que la palabra escrita puede cambiar el interior de las personas y es en lo que pienso cuando redacto un nuevo artículo. Más información

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