Laura quiere que su madre le compre un helado antes de comer, pero a su madre no le parece buena idea porque entonces no tendrá hambre y se dejará lo que haya preparado en casa. Entonces, su padre, le compra finalmente el helado en secreto sin que lo vea su madre.
Si en ese momento alguien le pregunta a Laura: ¿A quién quieres más, a papá o a mamá?, seguramente, como consecuencia de la emoción del momento, no dudaría en preferir a quien le haya comprado el helado, sin pensar en que su madre tuviera toda la razón.
Consecuencias de este tipo de conductas
Sucesos como estos pueden propiciar desacuerdos entre padres y situaciones de conflicto en familia. A Laura le resulta fácil percibir cuál es la mejor forma de conseguir lo que quiere, ya que tiene comprobado por otras situaciones que su padre suele complacer sus caprichos pasajeros mucho más que su madre (o a la inversa). Este conocimiento permite a la niña aprovecharse de las circunstancias para así imponer su voluntad.
Esta situación suele repetirse de forma cotidiana en todas las casas, el padre/madre consentidor no tiene un comportamiento congruente con las normas que se deben de aplicar tanto en casa como fuera de ella, y por si fuera poco, va en contra de los pensamientos de su pareja.
En una primera impresión, si los niños son suficientemente conscientes, pueden quedar satisfechos por conseguir lo que se proponen, pero en el fondo pueden apreciar una falta de complicidad y entendimiento entre sus padres, llegando incluso a discutir por ese tipo de situaciones. Es muy importante darse cuenta de que los padres tienen el deber de educar a sus hijos dándoles cariño, seguridad y una formación adecuada. Muchas veces, los padres hacen esta pregunta a sus hijos como si se tratase de un juego: ¿A quién quieres más? ¿A papá o a mamá? ¿Quién te regaña menos? Debemos darnos cuenta de que esta pregunta es perjudicial, dado que lo normal es que un niño quiera de igual manera a los dos.
Si los padres tienen un pensamiento parecido y unen sus esfuerzos en la crianza de sus hijos, la autoridad surgirá de manera natural sin contradecirse uno al otro. De ese modo se puede percibir una convivencia más armoniosa y tranquila en familia. Pero, por si no lo ves claro o no sabes muy bien cómo conseguir esa armonía en tu hogar, a continuación te ofrecemos unos consejos para poder lograrlo.
Claves para encontrar la armonía familiar
- Cuando haya alguna discusión a la hora de tomar decisiones, siempre es mejor que los padres debatan en privado y nunca delante de los niños.
- Siempre es importante que no pongamos a nuestros hijos como cómplices, es decir, cuando hacemos algo contrario a la normas del otro o/y decimos a nuestros hijos “No se lo digas a tu mamá”, ya estamos contradiciendo a nuestra pareja. Debemos prestar atención y reafirmar la autoridad de la pareja si queremos romper las normas en un momento determinado.
- Los padres deben mostrar siempre gestos de cariño entre ellos, si son naturales mucho mejor, ya que de esa manera los niños se darán cuenta de que están en un entorno de amor, sintiéndose ellos también queridos.
- No debemos contradecir a nuestra pareja delante de un niño, sobre todo en temas que le atañen directamente.
- Los padres nunca nos debemos convertir en el “poli bueno” y el “poli malo” con frases como: “verás cuando regrese tu padre y vea lo que has hecho” o “se lo voy a decir a tu madre”, ya que de esa forma nunca se logrará el respeto y cariño de los hijos de una manera adecuada.