A veces el sentimiento de compulsividad que generan las navidades, ya a la vuelta de la esquina, nos hacen dudar del verdadero espíritu y valor de la Navidad. El juguete de moda, el último videojuego, el dispositivo tecnológico más puntero y actual…prisas y más prisas. Las decoraciones navideñas luchan ya con las máscaras de Halloween por el espacio en los estantes y las ofertas irresistibles del Black Friday comienzan a inundar móviles y espacios publicitarios. Pero, ¿es posible que exista una manera mejor de celebrar las fiestas y de vivir la Navidad? Por suerte, la hay.
Aunque a veces pueda parecer que nos encontramos en un mundo que constantemente inunda de materialismo la cabeza de nuestros peques, podemos dejar esta forma de actuar un poco al margen y recuperar algunos valores navideños más valiosos y menos superficiales. Es decir, que estamos a tiempo de recuperar la cordura y la felicidad procedente de fuentes más ricas y valiosas que la de los objetos. Pero, ¿cómo?
A continuación os damos algunos consejos sobre cómo llevar a casa el verdadero espíritu festivo y navideño y evitar que el protagonista de estos días tan espaciales sea el consumo con más generosidad. ¿Preparado/a?
Claves para reencontrarse con la generosidad
- Hablar en familia. Ten algunas conversaciones familiares casuales sobre el significado real de la temporada y busca formas divertidas de ponerlo en práctica. Busca que el verdadero sentido de estas charlas y reuniones sea el tener más cosas valiosas y no menos.
- Contenidos de calidad. Supervisa de vez en cuando la televisión, ya que suele ser una de las principales fuentes de incitación al consumo de estas fechas. Distrae a tus hijos de otras formas, como con juegos de mesa o con paseos por la ciudad.
- Ver la realidad. Explica a tus hijos que hay muchas personas menos afortunadas que ellos y que las vacaciones pueden ser un buen momento para pensar en ellas y ayudarlas, aunque sea con un simple chocolate caliente.
- Gestiona bien las expectativas. Conciencia a tus hijos sobre la necesidad de ser generosos y de portarse bien para recibir premios y materializar deseos. Pídeles que razonen convenientemente los motivos por los que desean tener un juguete u otro para que se den cuenta del sinsentido de pedir por pedir.
- El tener y no tener. Céntrate en el hecho de pasar tiempo juntos en familia haciendo regalos para otros. Llena tu calendario de eventos estacionales divertidos y, si tienes más de un niño, busca espacio para realizar actividades individuales con cada uno.
- Nuevas experiencias. Un buen regalo puede ser tan simple como comer en un restaurante especial o tan loco como hacer un viaje de larga distancia sorpresa, cocinar cosas especiales, tener una noche de cine, cantar villancicos… Llena la temporada con cosas que normalmente no haces y nunca te sentirás vacío/a.
- Tiempo con amigos y familiares. Todo el mundo trae algo a casa y después hacéis una piña de abrazos y de confidencias. Estar juntos y compartir tiempo es la clave, y los peques disfrutarán de lo lindo viendo a sus seres queridos y teniendo más personas con las que jugar.
Es probable que estas ideas sencillas no te hagan escapar del todo del consumo, pero lo importante no es vivir en una cueva y aislarse de todo, sino tener claros y presentes cuáles son los regalos que de verdad importan, pues es el regalo más importante que podrás hacer a tus hijos nunca.