Beneficios de la playa para el cerebro infantil

Cuando se aproximan las vacaciones rápidamente pensamos en ir a la playa o algún sitio que permita nuestra relajación como adultos, pero no solemos pensar en la de los más pequeños. Damos por hecho que su vida es de por sí distendida y relajada y que por ello tan solo nos acompañan a nosotros a ese lugar que elijamos para descansar durante el verano. Sin embargo estamos equivocados y es que, científicos de la Universidad Estatal de Washington (y en concreto el neurocientífico Jaak Panksepp, recientemente fallecido) han querido demostrar en un estudio que son muy grandes también los beneficios personales que los niños pueden obtener gracias al descanso y a determinados paisajes y entornos naturales, como es de la playa.

Los descansos vacacionales en lugares como la playa o el río permiten desarrollar varias sustancias químicas relacionadas con la felicidad y el bienestar, como es el caso de la dopamina y de la oxitocina y de diferente forma, ya sea relacionada con la exploración o con la relajación en sí misma, como ocurre cuando metemos los pies en la arena y sentimos esa mágica conexión con el mundo.

A veces, incluso, ocurre que se dan las dos formas al mismo tiempo, la de la exploración y la de la relajación, lo que se conoce como el Play and Seeking, y esto sin duda tiene lugar durante las vacaciones. Por ejemplo, cuando un niño va a la playa y escucha las olas del mar o moja sus piececitos por primera vez, logra explorar poco a poco el mundo y todo lo que le rodea, y al tiempo se relaja en un entorno poco conocido pero que, seguramente, tarde o temprano le encantará. Esto mismo puede aplicarse a una excursión al río o a cualquier otro lugar cuyos beneficios y entornos naturales puedan ofrecer el denominado Play and Seeking, tan beneficioso para la salud y especialmente para la de los más pequeños.

 

Beneficios de las terapias sensoriales y afectivas

Jaak Panksepp trabajaba en la neurociencia en busca de la afectividad y del bienestar de la salud, y en ello se topó con los grandes beneficios que podía aportar la naturaleza en este sentido. Y es que las emociones son esenciales para el desarrollo de los humanos, incluso de los animales, y no se trata en absoluto de funciones sencillas de nuestro cerebro, sino todo lo contrario.

Las emociones alimentan nuestro estado de ánimo y nos conducen al bienestar y a la paz en periodos como las vacaciones de verano. De manera que es importante que sepamos aprovechar dicha oportunidad de romper con la rutina para buscar entornos que puedan permitir a nuestros hijos desarrollar su poder de observación, de análisis, de experimentación…y de puesta en práctica de otras habilidades como es la de la motricidad gruesa y fina, tan importantes para su crecimiento.

¿Alguna vez habías pensado en lo bueno que puede ser realmente el ir a la playa?

Autor: Jesús Falcón

Cofundador del Proyecto educativo Bosque de Fantasías, programador y desarrollador por excelencia, dedicado al mundo educativo y a su evolución.

Comparte este artículo en

Envía un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *