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Eduquemos siempre en el respeto y no en el miedo

El respeto es un valor importantísimo, pues supone el principio de unas relaciones sanas con los demás, las bases para un mundo en paz y en armonía. Por eso, educar en el respeto es una de las principales tareas que como adultos deberíamos tener y cumplir con respecto a los más pequeños, por el bien de ellos mismos y de un futuro mejor.

En este sentido, es básico que conozcamos cuáles son los derechos fundamentales de toda persona, así como los propios derechos de la infancia, y tener claro también que la educación debe hacerse siempre desde la calma y no desde el autoritarismo o el miedo. Lamentablemente, muchos padres suelen confundir el respeto con la obediencia basada en el miedo y en la autoridad, precisamente, cuando lo cierto es que nada tiene que ver, puesto que la mejor forma de educar es siempre desde el respeto, la tolerancia, la empatía y el amor.

 

 

¿Cómo saber que estás educando desde el miedo?

Ser autoritario e imponer normas y límites basados en amenazas, no es para nada la mejor forma de educar a un hijo. Puede que a veces uno pueda llegar a pensar que a través de la autoridad se consigue el respeto, pero no es así, pues este tipo de actitud lo que genera en realidad es miedo. Por eso, ante las dudas, es importante saber que existen algunas señales que indican que los niños actúan por miedo y no por respeto, lo que querría decir que están siendo educados desde el lado equivocado:

 

La común práctica de amenazar e intimidar a un niño por todo es parte de este modelo autoritario. En este caso, se suelen usar frases como: “Si no te comes la comida te quedarás sin jugar” o “Me voy a enfadar mucho sí…”.

 

Utilizar la típica frase del “porque lo digo yo”, sin más y sin explicar el motivo de la orden y el fin, de manera arrogante y autoritaria.

 

No permitir a los niños exponer lo que piensan, y si lo hacen, reprobar todo lo que opinen. Esto genera que un niño pierda la confianza en contar sus cosas.

 

Nadie nace aprendido, así que, no podemos pretender dar una orden a un niño sin explicar o enseñarle cómo hacerlo.

 

Los gritos provocan mucho miedo y angustia en los niños pequeños, por lo que si te acostumbras a resolver todo con gritos, tus hijos terminarán deseando alejarse de ti.

 

Estos comportamientos son señales de que estás educando a tus hijos desde el miedo por lo que, si es el caso, te invitamos a que reflexiones y cambies esta postura. Practica un modelo de educación en el que el respeto, el amor y la compresión, sean los pilares fundamentales.

 

Consecuencias de la educación basada en el miedo

Erróneamente, muchos padres creen que el miedo, los castigos o las amenazas están ligados a una buena educación, cuando en realidad no generan respeto ni admiración por parte de los pequeños, sino todo lo contrario. Es cierto que antiguamente esto era más habitual que educar en el respeto y en el cariño, pero la humanidad avanza para ser capaz de corregir errores y no perpetuarlos.

Y es que, educar de forma estricta y autoritaria puede tener graves consecuencias, entre ellas:

 

 

Lo correcto es educar con respeto y amor

Los tiempos han cambiado, y ya es momento de que dejemos atrás esas costumbres arcaicas que nos enseñaron algunos de nuestros antepasados. La severidad y la autoridad no harán que tus niños te tengan respeto, pues el miedo y el temor serán los sentimientos que realmente estimularás en ellos con este tipo de “educación”.

 

 

La crianza, fruto del amor, el cariño, el respeto y la empatía, sí que trae buenos resultados, pero una crianza positiva y respetuosa, a diferencia de la educación formada en medio de gritos y amenazas. Quizá, puede que un principio esta también parezca funcionar, pero la realidad es que esta actitud acarreará solo inseguridades y mucha tristeza. Por esta razón, si queremos educar futuros adultos capaces de educar a otros y psicológicamente saludables, es importante crear climas y ambientes emocionales positivos, y para criar niños felices y estables emocionalmente la forma correcta es basar la educación en ese respeto del que hablábamos, especialmente poniendo en práctica los siguientes consejos: