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Síndrome de Asperger: pautas para reconocerlo

El Síndrome de Asperger es un trastorno del desarrollo cerebral que se presenta más a menudo en niños que en niñas, y en al menos un 3% de la población infantil general, llegándose a diagnosticar muchas veces correctamente cuando ya ha causado problemas de adaptación.

Aunque el nombre de Síndrome de Asperger ya no suele utilizarse así, pues oficialmente se engloba en lo que conocemos hoy como Trastorno del Espectro Autista (TEA), donde también se encuentran otros tipos de autismo, esto no quiere decir que entre unos y otros no haya diferencias, y por eso en este artículo incidiremos en las características concretas y en las señales del hasta ahora conocido como Síndrome de Asperger.

¿Qué es el Síndrome de Asperger entonces? Pues el Asperger es una forma leve de autismo en la que no hay retraso mental ni de lenguaje, y aunque hay muchas teorías de cómo se llega a desarrollar, lo cierto es que no hay ninguna demostrada. Es cierto que muchas veces se dice que puede existir una cierta predisposición genética, pues se han llegado a detectar varios casos en una misma familia, pero hasta ahora no se ha identificado ningún gen relacionado con el Asperger. Otra de las posibles causas a las que se suele atribuir la aparición del llamado Síndrome de Asperger es la de las condiciones ambientales, pues los científicos creen que estas también pueden llegar a afectar al desarrollo de nuestro sistema nervioso central. En cualquier caso, este síndrome es de nacimiento y no tiene cura.

 

 

Sin embargo, y a pesar de ser algo con lo que se nace, lo cierto es que puede tardar mucho tiempo en llegar a diagnosticarse, como decíamos, aunque tarde o temprano se termina haciendo evidente para padres y educadores la presencia de comportamientos atípicos, inadecuados o sorprendentes, así como problemas de relación social e inadaptación escolar en algunos casos. Trabajar para que esto no suceda, así como para eliminar las etiquetas que se suelen asociar a este trastorno, tales como la de considerarse a las personas que lo tienen como “excéntricas, raras u obsesivas”, debería ser el objetivo fundamental de nuestra sociedad en este siglo XXI por el bien de muchos niños y niñas de hoy y adultos del mañana.

 

Señales más comunes del Síndrome de Asperger

Si tienes dudas sobre si tu hijo puede padecer Síndrome de Asperger o te interesa conocer más acerca de este curioso y poco comentado trastorno, estas son las características más comunes que se pueden reconocer en niños y niñas de unos 2 a 7 años:

 

Se interesan por algo en concreto, buscan información sobre ello y ocupan su tiempo libre en dicho tema, ya sean números, mapas, fechas, estadísticas…etc. Hablan también muy seguido de sus temas de interés, sin darse cuenta de si aburren al interlocutor o no. Se sienten seguros siguiendo una rutina y repitiendo compulsivamente acciones, por lo que no toleran bien los cambios repentinos.

 

Lloran con facilidad por pequeñas cosas y no tienen malicia. Carecen de empatía para entender los sentimientos de otras personas, lo que también pasa con los suyos propios. Les cuesta comprender las normas sociales según el contexto, por lo que pueden gritar en una biblioteca o abrazar a un desconocido. Cuando disfrutan se expresan físicamente dando, por ejemplo, palmas, gritando o dando saltos.

 

Tiene, dificultades para relacionarse con los demás niños y se siente, más cómodos con adultos. No presentan interés por los deportes de equipo ni competitivos y prefieren estar solos, por lo que muchas veces no les motivará ir al colegio, donde suelen presentar problemas de conducta. No aceptan las reglas cuando juegan con otros niños e intentan imponer las suyas, además de querer ganar siempre.

 

No captan el doble sentido ni entienden la ironía. Se creen lo que uno les dice por muy disparatado que sea. Se les dificulta entender una conversación larga, por lo que cambian de tema o abandonan. Usan un tono alto y peculiar (como si imitaran, cantaran o fueran un robot) para hablar, y un lenguaje hiperformal que puede resultar pedante. No prestan atención a lo que dicen los demás y, a menudo, están como ausentes y rara vez miran a los ojos cuando hablan.

 

Corren con un ritmo raro y les cuesta atrapar una pelota. Su coordinación motriz es pobre, por lo que tienen dificultades al vestirse, al abrocharse los botones o al atarse los cordones de los zapatos. También se les complica la práctica de la educación física.

 

Les cuesta entender una pregunta compleja o un enunciado con varias partes. Necesitan que les expliquen las cosas por partes. Por otro lado, acostumbran a tener una memoria fantástica para datos y fechas. Aprenden a leer pronto y casi sin ayuda y no suelen ser imaginativos ni creativos, por lo que no suelen jugar con muñecos (juego simbólico). Buscan las soluciones más originales a los problemas y tiene un especial sentido del humor. Les cuesta prestar atención.

 

Otras características habituales del Síndrome de Asperger

Otras de las características más comunes que se pueden detectar en el Síndrome de Asperger son, por ejemplo, el malestar que pueden producir los sonidos de los aparatos eléctricos, así como otros ruidos inesperados, ciertas texturas de alimentos o incluso la vista de algunos objetos de uso común o lugares llenos de gente. Estos niños podrían presentar también falta de sensibilidad a niveles bajos de dolor, muecas o tics faciales, y tener tendencia a mecerse cuando se angustian o se ponen nerviosos.

Algunas otras características concretas y comunes de este síndrome pueden ser:

 

 

 

En definitiva, pueden ser muchas las señales que nos revelen que nos encontramos ante la presencia de un Síndrome de Asperger, pero si como padres o educadores sospechamos que esto es así, ya sea por el desarrollo social del niño o niña en cuestión o por presentar comportamientos extraños o patrones de comportamiento anormales, se deberá consultar siempre con profesionales como el pediatra, que será el encargado de determinar si se padece el síndrome o no en base a la experiencia y a una serie de evaluaciones. Dichas pruebas podrían consistir en interactuar con los niños para analizar sus comportamientos, en hacer preguntas a los propios padres sobre el desarrollo de las habilidades de los peques, una evaluación del nivel de lenguaje para saber si es adecuado a la edad o de las habilidades intelectuales.

Actuar ante la primera sospecha será fundamental, pues el Trastorno del Espectro Autista tiene mucho mejor pronóstico cuando se ataja a tiempo, en ese momento en el que el cerebro del niño se esté aun formando y con el objetivo de minimizar los problemas de adaptación y de desarrollo que se puedan presentar.