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La importancia de los cuentos para los niños

Contar cuentos a los niños es ante todo un arte de distracción. Un cuento es fundamentalmente una obra de arte y su misión discurrirá por los caminos de lo artístico. Su función en el proceso de la vida es proporcionar alegría, siendo esa alegría la que produce el despertar del espíritu a lo bello, permitiendo admirar la belleza que hay en el hombre.

Un cuento contado es mucho más espontáneo y atractivo para los niños que uno leído y, por consiguiente, la corriente de simpatía que se establece entre el narrador y el niño es mucho más rápida e intensa que cuando la letra impresa de un libro se interpone entre los dos.

Cuando estás inmerso en un cuento interesante y lo cuentas, el niño aprovecha el relato y se enriquece con tu apreciación personal; el cuento le llega acrecentado con tu propio goce, por lo que cualquier relato divertido resulta cien veces más divertido en labios de un buen narrador que en las páginas de un libro o una revista.

Todas estas ventajas que tiene el cuento narrado deben ser, para los padres, una razón suficiente para contar los cuentos en vez de leerlos. La gran mayoría de los niños prefieren la narración de un cuento a su lectura, incluso una representación no tiene para ellos el mismo encanto que una persona capaz de contar una buena historia.

¿Por qué se da este hecho? La respuesta es muy sencilla: la diferencia radica en que el narrador tiene total libertad de interpretación; en cambio, el lector queda seducido con el libro en las manos, escuchando cada una de las palabras. El narrador, por el contrario, no está limitado por nada, se levanta, se sienta…, es libre de observar al niño, de seguir el texto o modificarlo, así como de servirse de sus manos, sus ojos, sus gestos y de su voz para ayudar mejor a su expresión.

Diferentes tipos de cuentos

La narración de cuentos no queda ya únicamente relegada a la escuela infantil y se admite en todos los grados, es decir, en todas las partes donde los niños son todavía niños.