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Conoce la caja de la rabia para trabajar las emociones

Las rabietas incontrolables de los niños pueden tener una solución y, aunque pueda parecer que no servirá de nada ponerla en práctica, nada perdemos con probar…¡Así que prestad atención!

Veamos. Alrededor de los dos años el niño comienza a enfadarse con más intensidad y sin atender a razones. Ese bebé adorable se convierte en un “pequeño monstruito” capaz de hacernos perder la paciencia en unos minutos. Empecemos por explicar la situación y así entender qué pasa: el niño no controla sus emociones, se desespera, y la única manera que tiene de expresar su enojo o frustración es chillando, llorando, pataleando o incluso tirándose al suelo.

 

 

Desde este punto, y en cuanto el niño o niña comience esta etapa, deberemos respirar hondo y estar más tranquilos que nunca, que no nos importen las miradas de la gente (a todos no ha tocado esto de cerca de una forma u otra), bajarnos hasta la altura del niño, dirigirnos a él de la forma más pausada posible, explicándole lo que pasa de forma clara y permitiendo que poco a poco se calme. Y, si no lo hace, continuar tranquilos atendiéndole pero ignorando su enfado mientras le hacemos saber que estamos ahí en lo que se le pasa el berrinche.

No todos los niños son iguales ni todos van a reaccionar igual. Lo que sí es cierto es que todos se desesperarán en algún momento. Mientras que unos poco a poco controlarán este mal hábito con nuestra ayuda, canalizando su energía de otra forma más útil y positiva, otros, bien por ser más nerviosos o porque les cuesta más controlar sus sentimientos, lo tendrán más difícil y no avanzarán demasiado, sufriendo impotencia ellos y haciéndonos sentir mal a nosotros, que nos quedamos frente a un muro cada vez más perdidos. Un caos.

 

La caja de la rabia de Marina Martín

Pero resulta que, un buen día, la psicóloga española Marina Martín lee el cuento infantil “Vaya Rabieta”, de la escritora francesa Mireille d´Allancé y se le ocurre una técnica curiosa y divertida que puede hacer que los niños comiencen por fin a dirigir sus emociones como ellos desean sin hacerse daño ni causarlo a los demás.

“Vaya rabieta” cuenta la historia de un niño que después del gran enfado ve lo que ha destruido con su ira e intenta remediarlo, y mientras va recomponiendo su entorno va haciendo que ese gran monstruo de las rabietas sea un ser cada vez más insignificante hasta que es tan pequeñito que el protagonista, Roberto, lo guarda en una caja para no dejarlo salir nunca más.

Un esperanzador cuento que inspira a Marina Martín para crear la “caja de la rabia”, que consiste en que cuando el niño esté muy enojado dibuje, plasme en un papel lo que quiera desfogando su rabia. Es posible que mientras lo haga se vaya diluyendo su malestar gracias a la misma concentración.

 

 

En cuanto acabe la idea, que lo observe y le añada al garabato manos y pies, consiguiendo así tener un “monstruo de la rabia”. Esto lo relajará, incluso puede que sonría, y le quitará importancia al problema por el que se había enfadado. A continuación se arrugará el papel y se introducirá en la caja, no permitiéndole nunca más la salida a ese “monstruo”.

Creemos que es una manera diferente y divertida de relativizar fácilmente la ira sin control. No cuesta nada probar la técnica e intentar que ese gran enojo se transforme en risa y emoción positiva. ¡Ya nos contaréis si funciona! Y no olvidéis que la paciencia es imprescindible en esta situación y en cualquier otra en la que haya niños de por medio.