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La psicomotricidad en la educación infantil. 10 beneficios de practicarla

No es hasta el comienzo del siglo XX cuando se reconoce la vertiente psicológica de la motricidad. La psicomotricidad se define como la relación que se establece entre la actividad psíquica de la mente humana y la capacidad de movimiento o función motriz del cuerpo, y se divide en dos partes: la motriz y la psíquica. La unión de las dos es parte vital del proceso por el cual pasa el desarrollo integral de las personas. Dice la teoría de Jean Piaget que la inteligencia se construye a partir de la actividad motriz de los niños, nada más y nada menos.

Durante el siglo XX aparecen numerosos movimientos educativos, como la Escuela Nueva, que con su metodología activa, intenta convertir la educación en un campo de experiencias reales, no sólo teóricas, sino relacionadas directamente con el entorno. Así la psicomotricidad va adquiriendo un papel protagonista en “la educación integral del individuo”.

Hoy en día, y desde hace unas décadas, la Educación Infantil es considerada de vital importancia por la sociedad, configurándose como una etapa educativa independiente, con unas características propias que la definen y, a su vez, la distinguen de cursos superiores.

La Educación Infantil trata de formar en las competencias, destrezas, hábitos y actitudes que facilitarán su adaptación a la Educación Primaria posteriormente, siendo un elemento imprescindible en ella la psicomotricidad, por supuesto.

 

¿Cómo influye la psicomotricidad en el desarrollo del niño?

En los primeros años de vida, la psicomotricidad influye directamente sobre el desarrollo intelectual, afectivo y social.

Mediante el movimiento se va perfilando el mapa mental del mundo exterior, por lo que las actividades de psicomotricidad en la Educación Infantil van encaminadas a conseguir, con el movimiento físico, la activación de lo mental.

Beneficios que obtienen los niños derivados de la práctica de esta disciplina

  1. Tener conciencia del propio cuerpo quieto y en movimiento.
  2. Hace posible que el educador observe al niño libremente para seguir su desarrollo de cerca y tomar medidas si se necesitaran.
  3. Dominar el equilibrio.
  4. Coordinación motora.
  5. Controlar a su antojo la respiración, lo cual es fundamental para aprender a relajarse.
  6. Situar el cuerpo en el espacio de forma total.
  7. Desarrollar el ritmo con más facilidad.
  8. Aumento de la memoria.
  9. Dominio de los planos horizontal y vertical.
  10. Distinción positiva de colores, formas y tamaños.