Los síntomas de la dispraxia se observan en todas aquellas actividades que necesiten planificación y el uso de psicomotricidad fina.
A continuación, exponemos algunas actividades en las cuales, presentar una consistente y continua dificultad para realizarlas (siempre más de una) en el tiempo, a diferencia de sus compañeros de la misma edad, puede indicar, orientativamente, una dispraxia o al menos, escaso desarrollo de la psicomotricidad.
Problemas de Equilibrio:
- Dificultad en caminar en línea recta por bordillos de las aceras, muros etc.
- Dificultad en conducir la bicicleta.
- Dificultad en hacer volteretas y no le gusta jugar en las camas elásticas.
- Suele “chocarse” con cosas (puertas, etc..) porque tiene un difuso conocimiento sobre dónde empieza y acaba su cuerpo (no mide correctamente las distancias).
- Le cuesta mantener el ritmo, no le gusta utilizar instrumentos musicales.
Dificultades Generales:
- Tiene un movimiento lento y descoordinado.
- tiene dificultad a abrocharse los botones, anudarse los zapatos etc.
- Usa mal los cubiertos.
- No consigue pintar imágenes “sin salirse” o usar correctamente las tijeras.
- Empieza una acción (deberes, cosas que hacer) y se olvida del resto que tiene que hacer en continuación (está muy ocupado intentando hacer bien las presentes, por su dificultad, así que descuida las siguientes).
- Tiene dificultad para distinguir entre la derecha e izquierda.
- Camina o se sienta con posturas inadecuadas.
- Caminado distraído, tiene tendencia a desviarse a la derecha e izquierda.
- Tiene dificultad para coordinar movimientos (no le gusta bailar, hacer juegos de manos, etc).
Sin embargo, es siempre necesario que sea un especialista el que diagnostique la posible dispraxia, empezando un tratamiento preferente mente entre los 4-7 años, el tiempo de desarrollo “crítico” por su importancia e incidencia a largo plazo.