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Cómo introducir música en clase aunque no seas profesor de música

Antes de comenzar con las estrategias para introducir la música en el aula, incluso en otro tipo de materias y asignaturas que no sean la de música concretamente, es preciso tener claros cuáles son algunos de los beneficios más importantes que la música puede aportar a los seres humanos, y especialmente a los más pequeños:

 

 

 

Los beneficios, en definitiva, son tales, que la música se convierte en un vehículo de aprendizaje ideal para casi cualquier tipo de aula digno de poner en práctica por maestros y profesores sin ningún tipo de miedo a equivocarse.

Estrategias para introducir la música en el salón de clases

En primer lugar, debes tener presente que todos nos identificamos con la música de alguna manera, y por supuesto los niños también. Eso sí, lo habitual e ideal es que los más pequeños escuchen canciones adecuadas a su edad: canciones de cuna, canciones y melodías de series de animación y películas…Si empiezas enseñando algo que les resulte familiar, tu clase te responderá enseguida.

Cualquier canción con repetición será más fácil para ti y para tu clase. Las canciones con demasiadas palabras no funcionan, a menos que en esta práctica quieras ser el solista y único participante. Las canciones compuestas en “canon” también tienen un excelente resultado en niños, pues son muy divertidas y promueven una participación total del grupo. Incluso puedes ser creativo y cambiar las palabras, por ejemplo, si estáis cerca de la hora de la merienda o del almuerzo, podrías introducir frases como “tenemos hambre” o algo similar que relaje la clase y haga sonreír a los peques. También puedes pedir a los niños que sugieran los alimentos que deberían formar parte de la canción, por sus enormes vitaminas, por lo buenos que están…Este tipo de canciones generarán tanta dinámica de participación, que pueden llenar fácilmente una clase entera. Si no es lo que buscas porque tu clase no es de música, introduce las canciones antes de que comience la clase, para desconectar de la clase anterior y comenzar con buen pie, o cántala al final de la misma, para que los niños puedan tener un estado de desconexión total antes de pasar a la siguiente clase o al recreo.

Cuando consigas que el momento musical forme parte de la rutina de tu clase, estarás en el camino de incluir otras canciones para aprender. Puedes enseñar a la clase tu canción favorita o pedir a los alumnos que canten y muestren a los demás sus canciones especiales. ¡Te sorprenderás y os divertiréis en grande con los resultados! También puedes proponer inventar canciones, porque aparte de fomentar el trabajo en equipo con ello, conseguirás que desarrollen su imaginación y potencien su creatividad. Si, además, modificas las actividades para que la clase nunca sepa lo que sigue, mantendrás a los alumnos entusiasmados.

 

Ritmo para relajarse y concentrarse mejor

Recuerda que la dinámica de introducir música en el aula, sobre todo cuando no sea en la propia asignatura de música, pretende ser una ayuda para que los niños desconecten, bien al principio o al final de la clase. No olvidemos que los estudiantes necesitan moverse, sobre todo cuando son muy pequeños, y por ello introducir la música en cualquier tipo de clase es muy positivo y beneficioso para los niños. Enseñar un baile simple o hacer que los estudiantes salten o aplaudan al ritmo de una canción, evitará cualquier problema de disciplina. Incluso tocar una mesa rítmicamente al mismo tiempo que suene la música puede ser muy divertido, siempre y cuando enseñes también una señal para comenzar y detenerse cuando lo consideres oportuno.

 

 

Que los niños necesiten moverse o saltar durante una canción es algo natural y una reacción de felicidad al ritmo. Si los vas a detener, es mejor que no realices estas dinámicas, porque es posible que tengan miedo de responder en el futuro cuando se lo pidas. Desahogarse y quitar tensiones con dinámicas de música y movimiento, es una muy buena práctica para conseguir que el resto de la clase, o la siguiente, sea mucho más relajada y calmada.

Cuando sea el momento de terminar con la música, sobre todo si decides introducir la música al comienzo y no al final, recuerda terminar con una canción más tranquila o ir menguando el ritmo de la misma poco a poco hasta acabar en susurro. Esto será una buena señal percibida por los peques de que comienza la clase y que hay que pasar al silencio y a la concentración. Entonces tu clase se calmará y estará lista para pasar a la siguiente lección.