NOTICIAS INFANTILES ® Consejos para padres, profesores y niños

Cómo ayudar a los niños a hacer frente a los cambios

¿Se aproxima una nueva mudanza? ¿El inicio del cole o de la guardería? Ese tipo de grandes cambios forman parte de la vida y no tendrían que significar grandes dramas para los más pequeños, sin embargo, a veces suponen todo un mundo para ellos. Por eso es muy importante permanecer pendientes y procurar mantener a los niños felices y seguros cuando suceden este tipo de cambios.

La mayoría de los adultos también encuentran los grandes cambios como algo inquietante, pero para los niños pequeños cualquier alteración en su rutina puede ir mucho más allá, conllevando importantes niveles de estrés y preocupación que apenas son capaces de combatir. Y es que, cuando se trata de cosas que cambian la vida, como mudarse a otra casa, tener un nuevo hermano o unos padres separados, el impacto en los niños pequeños (especialmente en aquellos en edad preescolar) puede ser enorme, y como padres no debemos subestimar esto. Al ponernos en su lugar podremos tener una idea de cómo puede verse cada escenario desde el punto de vista de los más pequeños y cómo podemos ayudarlos.

 

 

 

Cosas que podemos hacer para enseñar a enfrentar los cambios

El primer paso para aliviar a los niños a través del cambio es ponernos a su nivel. Es posible que los niños no entiendan expresiones como “mudarse” y se pregunten qué significa en realidad. Usando juguetes o dibujos, por ejemplo, podremos darles un punto de referencia que les ayude a entender mejor este tipo de cuestiones.

Con los niños muy pequeños la clave es hacer que los cambios parezcan normales, habla con ellos tanto como sea posible y concéntrate en todas las cosas buenas que traerán esos cambios. El cambio no es algo de lo que debas proteger a tus hijos, porque es inevitable, pero seguro que lo último que querrás hacer es que tu hijo en edad preescolar tenga miedo de las transiciones que enfrentará en la vida, y es la forma en que se enfrenta uno al cambio lo que marcará la diferencia.

 

 

4 situaciones de cambios habituales y cómo actuar

 

Si tus hijos se van a enfrentar a un cambio como este puedes, por ejemplo, organizar una fiesta o jornada de juegos con otros niños que estarán en su clase y ayudarles así  a prepararse para estar con muchos niños, lo que será más importante aún si se traja de hijos únicos. Si se trata de la guardería específicamente, también puedes ir enseñando a los peques a ir al baño y a ser algo más independientes, o hacerles entender que no vas a abandonarlos allí, sino que estarás cada día deseando que salgan para volver a estar juntos.

También puedes ir con los niños a visitar el centro escolar antes de que empiece el curso y normalizarlo, o acudir juntos a por el material que vayan a necesitar en un día divertido en familia. Este tipo de acciones les harán tener ilusión y muchos menos nervios.

 

No solo los cambios permanentes pueden ser estresantes, sino que cualquier alteración en la rutina habitual, como irse de vacaciones, puede tener un efecto adverso. Si el lugar que vais a visitar es muy diferente del hogar o es la primera vez que vais, muestra vídeos o fotos para que los niños puedan ir conociendo las características del sitio al que irán.  Prepara también a tus hijos para los viajes largos, y asegúrate de que puedan estar acompañados de algún juguete o serie favorita para pasar mejor las horas. Estar acompañados de cosas que nos gustan hace que en vacaciones podamos sentirnos tan a gusto y seguros como en casa.

 

Vivir en un nuevo hogar puede resultar muy extraño y abrumador. A algunos niños les resultará emocionante este cambio, pero otros se sentirán ansiosos y enfadados al alejarse de todo su mundo conocido.

Procura involucrar desde el minuto uno a los niños en la mudanza: haz que guarden sus propias cosas, haced rutas para conocer el nuevo barrio, crea un pequeño libro-collage en el que una casa de ensueño va a recibir la llegada “del mayor héroe de todos los tiempos”…y explica siempre todo lo que va sucediendo para que puedan comprender.

 

 

Una ruptura familiar es algo muy doloroso para todos los miembros de una familia, pero los adultos son capaces de comprender el por qué se ha producido dicha situación, lo que no le ocurre a los niños. Desde la perspectiva de los niños lo único que ven es que las dos personas que más quieren ya no se entienden ni se quieren ver de pronto, lo que puede ser un auténtico tormento.

Debido a que los niños pequeños tienden a verse a sí mismos como el centro de todo, pueden sentir que hicieron que el padre o madre se fuera o que no eran buenos y han provocado que alguien se quiera ir. Si uno de los padres se va, el niño debería poder hablar y recibir explicaciones, así como conocer de primera mano el sitio nuevo en el que su padre o madre ausente vivirá a partir de ahora. Tener fotos también en la habitación o enseres personales del papá o de la mamá también hará la ruptura algo más llevadera. Que los niños sepan siempre que son lo más importante y amado es lo fundamental para que poco a poco vayan comprendiendo que separarse no va a constituir el fin de mundo.

 

 

5 consejos útiles para hacer frente a los cambios