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8 frases que no puedes decir a un niño

Muchos padres, de forma ocasional, dicen a sus hijos frases que pueden lastimarlos, enfadarlos o, incluso, avergonzarlos. Como padres debemos considerar cuáles son los errores más comunes que se cometen, esos que se hacen casi sin querer, así como las frases que deben y pueden evitarse por el bien de los más pequeños.

 

Frases innecesarias que pueden dañar a un niño

De vez en cuando los padres suelen decir esta frase y puede entenderse si su hijo es muy inquieto. Sin embargo, si dices regularmente a un niño: “Estoy ocupado” o “No tengo tiempo ahora”, el niño terminará por no hablar de nada con sus propios padres.

Desde una edad temprana los niños se acostumbran al hecho de que los padres tienen tiempo para ellos, de manera que tómate tiempo para estar con tus hijos y, en el caso de que el niño tenga que realizar alguna tarea, sé realista: un niño apenas puede sentarse de manera tranquila durante una hora, así que no esperes que se comporte siempre a la perfección.

Cuando los padres ponen etiquetas al niño, deberían saber que esto no hará que cambie a mejor. A veces los niños escuchan cómo hablamos de ellos con otras personas: “Ella es muy tímida/ él es muy antipático…”. Los niños pequeños creen sin reservas en las palabras de sus padres, incluso si estas palabras son sobre ellos mismos. Por lo tanto, las etiquetas negativas que los padres cuelgan a un niño pueden tener consecuencias muy negativas.

Hay muchas frases similares que los padres dicen a sus hijos: “No estés triste”, “No seas un niño”, etc. Pero para los niños llorar es bastante normal, especialmente en edades tempranas, ya que no siempre pueden expresar sus sentimientos con palabras. Prohibir a un niño sentir algo no es la mejor forma de actuar. El niño entiende que sus sentimientos están equivocados y que el llanto, la tristeza o el miedo son malos, cuando en ningún caso es así.

Debemos enseñar a los más pequeños a expresar sus sentimientos y a empatizar con los demás. Como resultado, ellos aprenderán poco a poco cuáles son sus emociones concretas y llorarán menos.

Los padres pueden pensar que es una buena idea dar el ejemplo a un hijo de su hermano o hermana, pero las comparaciones generalmente solo dan el efecto opuesto.

Los niños se desarrollan a su propio ritmo y cada niño tiene sus propias características individuales. Cuando comparas a un niño con otro, estás contradiciendo este hecho.

Además, comparar a un niño con otra persona no ayuda a cambiar su comportamiento. Cuando presionas a un niño para que haga algo que todavía no está preparado o que no le gusta hacer, puedes avergonzarlo y mermar su autoconfianza.

Al igual que la comparación, el ridículo por no saber algo produce en los niños un daño que los padres no son capaces de ver. Es normal que un niño no pueda saber algo, por eso siempre está en constante aprendizaje.

Si el niño repite el mismo error una y otra vez, la frase “¿Cómo puedes no saber esto?” no ayudará ni y le apoyará. En cambio, puedes explicar al niño específicamente el por qué está equivocado: “Creo que es mejor hacerlo…”.

Igual de ineficaz es la frase: “No puedo creer que lo hayas hecho”. Al escucharla con demasiada frecuencia, el niño recibirá una señal de que está trayendo problemas a sus padres y que no puede hacer nada bien.

Si los padres, molestos por el comportamiento del niño recurren a amenazas para calmarlo, deben saber que esto no tendrá el efecto deseado. Cuanto más joven es el niño más tiempo necesita para darse cuenta de su mal comportamiento. Los psicólogos afirman que un niño de dos años repite sus errores el 80% de las veces, independientemente del castigo que usen los padres.

Una manera más eficaz de disciplinar a un niño es encontrar maneras más constructivas, tales como, por ejemplo, cambiar la atención del niño a otra actividad, algo mucho más efectivo que las amenazas.

Cuando vamos con mucha prisa a menudo decimos a nuestros hijos esa frase.

Si todos los días regañamos al niño por ser lento, podría llegar a culpabilizarse por ello. Esto solo va a empeorar su estado emocional y no le motivará para realizar su trabajo de una manera más rápida.

¿Qué de malo puede tener alabar lo que hace nuestro hijo? Si alabamos al niño por todo lo que hace, incluidas las cosas más insignificantes, dejará de responder, sobre todo en cuanto a sus responsabilidades se refiera.

Trucos para felicitar a un niño de manera adecuada