10 conductas que definen a un gran profesor

Un profesor que tiene estas características, además de ser recordado por sus alumnos, será, sin duda, un ejemplo de valores para ellos. La relación alumno-profesor, si se hace desde el corazón, resulta una simbiosis perfecta: enseñar es un don, una suerte, y que te muestren el conocimiento con esta pasión y entrega es casi, casi enseñarte a vivir.

Veamos como debería ser ese maestro inolvidable:

Es paciente

La paciencia debería ir ligada a la enseñanza. No todos los alumnos son iguales ni van al mismo ritmo. Tener calma para que todos lleguen al objetivo y transmitirles tranquilidad y confianza mientras lo hacen, es una cualidad que todo buen profesor posee.

Se preocupa por sus alumnos

Dar clase no es llegar, dar la charla e irse. Es saber quien es cada niño que hay delante en el aula. Conocer a cada uno y tener claro cuales son sus puntos débiles, su forma de ser o si tienen problemas, es imprescindible para poder llegar a ellos y en caso necesario, ayudarlos, tanto escolar como personalmente.

Disfruta enseñando

A un maestro que le gusta su asignatura y es feliz transmitiendo sus conocimientos le será más fácil contagiar esa ilusión. Así los niños podrán entender con más facilidad los conceptos y, ¿por qué no?, hacer de la materia su favorita.

No es rígido

El aprendizaje debe estar abierto a la improvisación. Porque los días son diferentes, los alumnos y los estados de ánimo también y hay que saber adaptarse y, si es necesario, modificar el ritmo y la manera de explicar o de enseñar.

Escucha

Tan importante es hablar como escuchar. Conseguir que los alumnos participen en la clase sabiendo que su opinión será tenida en cuenta e, incluso debatida, es un gran paso para conseguir un grupo más dinámico, con ilusión e iniciativa.

Respeta

Un buen maestro no necesita gritar para imponerse. El respeto se gana sin castigos y sin levantar la voz, se obtiene dando ejemplo. Si un profesor respeta a sus alumnos por muy pequeños que sean éstos, les da el lugar que merecen y los hace sentirse responsables  y valorados, recibirá de vuelta el mismo trato.

No deja de formarse

Se mantiene activo y al día en cualquier avance de su profesión, conociendo las últimas técnicas educativas y aprendiendo de otros profesores con humildad. La vida avanza y hay que caminar con ella, máxime cuando hablamos de enseñanza y de niños, dos campos que están en continua evolución.

Motiva a pensar por uno mismo

Debatir ideas, enfrentar posturas, discutir sanamente y no conformarse con la primera opción es básico para enseñar a los niños a pensar por sí mismos y desarrollar la curiosidad a la vez que el pensamiento crítico. Esto reforzará su autoestima de forma inmediata.

Mantiene contacto con los padres

Es fundamental saber quienes son los padres o tutores de los pequeños. Conocer su entorno y tener una comunicación fluida con él le ayudará a estar más cerca de sus alumnos. También el estar abierto a responder dudas y oír sugerencias siempre será buena opción.

Motiva a aprender

Sabe despertar el interés de los niños por su materia, valiéndose de las estrategias que considere oportunas para estimular la curiosidad de los pequeños y conseguir que quieran saber más cada día sin apenas notarlo.

Autor: Carolina Cuello

Escribo desde siempre, por trabajo y por placer. Creo que la palabra escrita puede cambiar el interior de las personas y es en lo que pienso cuando redacto un nuevo artículo. Más información

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