7 pasos para hacer de tu hijo un experto emocional

El manejo de las emociones no es un asunto sencillo, principalmente si las emociones, el pensamiento y las acciones van por caminos distintos. Si además como adultos no sabemos manejar ni reconocer las propias emociones que nos impulsan cada día, más complicado será poder educar a los hijos en la inteligencia emocional y enseñarles a aprender a regular las emociones que experimenten ellos en primera persona.

Por eso en este artículo nos hemos propuesto reunir las principales estrategias que pueden servir a los padres para guiar las emociones de sus hijos con éxito, algo muy necesario para la salud mental de todas las personas y para la mejora del sistema educativo.

¡Ponlas en práctica!

 

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Estrategias para criar a un experto/a emocional

 

  • Conocer las emociones básicas

Lo primero de todo sería aprender a ser capaces de reconocer las emociones básicas que se nos presentan día a día, las cuales podemos clasificar en emociones de aproximación y emociones de defensa. Las emociones de aproximación se llaman así porque nos producen el deseo de acercarnos a nuestros seres queridos y de compartir el bienestar que sentimos con ellos, y dichas emociones son la alegría, el amor y la curiosidad. Las emociones de defensa, por su parte, son aquellas que nos producen malestar y dentro de las cuales están: el miedo, la rabia, la tristeza, la alegría… Todas ellas son básicas porque nos impulsan a realizar una acción.

 

  • Reconocerlas cuando se presentan

Una vez que entendamos cada una de estas emociones básicas, lo siguiente será aprender a identificarlas cuando se presenten. Por ejemplo, la inquietud en un niño puede expresar alegría, la risa nerviosa puede expresar miedo, el arrugar la cara puede ser un gesto de asco, una pelea entre hermanos puede ser una acción que implique rabia…Además de identificar estas expresiones en nuestros hijos y en nosotros mismos, es necesario enseñar a los más pequeños a ponerle nombre a dichas emociones cuando se presenten.

 

  • No cohibir la emoción

No hay que hacer sentir vergüenza a nuestros niños por sus emociones, y esto es un error que cometemos a diario con expresiones como “¿No te da apuro tenerle miedo a la oscuridad siendo tan mayor?”…o “Nadie te va a querer si te enfadas así”. Las emociones deben sentirse, debemos ser libres para experimentarlas y expresarlas con el fin de aprender a canalizarlas después. Si experimentar dichas emociones es algo que se coarta y se cohíbe, no habrá forma de que los niños aprendan a manejarlas y, lo que es peor, tenderán a ocultarlas y a no querer experimentarlas en carne propia. ¡Gran error!

 

  • Canalizar las emociones

Las emociones nos ponen en movimiento, por ejemplo: la rabia hacia el jefe por habernos despedido puede hacer que sintamos ganas de pegar o discutir. Canalizar esta emoción es controlar la violencia y guiar el impulso hacia transformaciones positivas en nuestras vidas, así como a nuevos planteamientos y retos profesionales. En este caso se detecta la emoción y se permite su experimentación (no la ocultamos), canalizándola, de paso, hacia un comportamiento positivo. No debemos olvidar que emoción y conducta suelen ir unidas, y por eso es tan importante aprender a identificar lo que nos sucede en cada momento.

 

  • Reflexionar en torno a cada emoción

Todas las emociones tienen una causa y es importante que reflexionemos al respecto. ¿Por qué siento ese miedo, esa alegría, esa rabia o tristeza? Algunas emociones están bien fundadas, pero otras tienen menos sentido o no producen una conducta consecuente con nuestra forma de ser. Un buen ejemplo de esto son esos momentos en los que estamos enfadados y tenemos ganas de gritar y de pelear con el mundo, siendo esta una actitud que en realidad está muy lejos de nuestra educación y de nuestras ganas de actuar en realidad. Al descubrir el porqué de nuestras emociones más inconsistentes, podremos llegar a hacer que desaparezcan poco a poco.

 

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  • Adaptar la emoción al entorno

No siempre podemos expresar la alegría si estamos al frente de alguien que ha recibido una noticia triste, por ejemplo, ni podemos expresar asco ante el desagrado que nos produzca el plato favorito preparado por nuestra abuelita. Buscar estrategias efectivas para estos momentos forma parte de la gestión de las emociones y también de la buena educación.

 

  • Desarrollar la empatía

Finalmente se busca que las personas comprendan nuestras emociones para que puedan así ayudarnos, y para esto hay que crear empatía. Si nuestro niño/a despierta de un grito a media noche por una pesadilla que le produce miedo, podemos contarle nuestros miedos de la infancia. Esta sería, sin duda, una excelente manera de conectar la emoción de nuestros hijos con nosotros mismos y de convertir a los niños, gracias al ejemplo, en unos auténticos expertos emocionales en el futuro.

 

 

Autor: Jesús Falcón

Cofundador del Proyecto educativo Bosque de Fantasías, programador y desarrollador por excelencia, dedicado al mundo educativo y a su evolución.

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4 Comentarios

    • Hola Raúl, no, por el momento no disponemos de cursos online, pero tienes siempre disponible nuestra información y materiales en nuestras páginas web así como en Facebook. ¡Muchas gracias!

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  1. Buenos días.
    Magnífico artículo para aprender.
    Gracias desde Republica Dominicana…

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