Que los niños son el futuro nos queda claro, pero que no sabemos qué clase de futuro les espera ni qué mundo les vamos a dejar, es una cuestión que deberíamos pensar con detenimiento.
Así que bueno será que les creemos conciencia “verde” desde bien pequeños. Igual piensas que es exagerado y puedes esperar unos años a que crezca, pero nada más lejos de la realidad: la alta contaminación en ciudades, los ríos y mares usados como vertederos indiscriminadamente, cientos de especies de animales que se van a extinguir en pocos años… La verdad es que con este panorama sí parece necesario educar a niños preparados para combatir este brutal saqueo al planeta. Niños que crezcan ya dándose cuenta de que el plástico tarda demasiado tiempo en degradarse como para usarlo 5 minutos, o que tengan muy presente que el agua es un tesoro y hay que cuidarla como tal.
¿Cómo hacerlo?
Desde nuestro hogar, por supuesto. Poco importa lo que tengamos alrededor, aquí prima lo de “Piensa globalmente, actúa localmente”, así que manos a la obra todos los miembros de la familia.
¿Por dónde empezamos?
Pues por la basura, obviamente. Primero se trata de generar la menor cantidad de basura posible. Esto se consigue limitando los materiales desechables al máximo: cambiar bolsas de plástico por bolsas de tela, no usar cubiertos ni vajilla de plástico o papel, comprar envases grandes de alimentos e incluso la comida que se pueda a granel, llevando nuestro propio tupper para transportarla. Si enfocamos esta tarea como un juego, nos sorprenderán las ideas que puede tener el pequeño para reducir la basura. Hay muchas y todas valen.
Segundo, intentar reciclar lo máximo posible. Esto pasa por separar la basura correctamente: plásticos, papel, vidrio y orgánica. Con la orgánica podemos hacer compost (abono) si tenemos plantas. En internet encontraremos los pasos para lograrlo y a los niños les encantará ver como los desechos se van transformando en tierra fértil.
¿En qué más podemos contribuir a ayudar al medio ambiente?
Reutilizar es la palabra clave, dar más de un uso a las cosas. Ahorrar recursos como agua, electricidad, energía. Hacer conscientes a los niños de lo que supone no reparar las cosas para luego tirarlas y comprar nuevos modelos. Que sepan que el consumismo desenfrenado está destruyendo el planeta que es nuestro hogar.
Una idea genial y con cada vez más presencia es reciclar ropa: comprar ropa de segunda mano. Entérate de donde hay una tienda cerca y acude con tus hijos. Aprovecha para donar o vender la ropa que ya no uses y adquiere prendas en buen estado a precios más bajos.
Y, por último…Sé un ejemplo para los más pequeños de la casa. Si ven constantemente que te preocupas por el planeta tomando medidas como las que hemos detallado u otras muchas que se pueden poner en marcha, ten por seguro que ellos lo harán sin ningún esfuerzo porque no han conocido otra manera de vivir. Por eso es tan importante que su rutina desde niños sea la de reciclar para hacer de su futuro mundo un sitio un poco más bonito y limpio.
¿Te animas a concienciarlos?
