Cómo enseñar a los niños a tomar decisiones

Tomar decisiones no es algo que comience a hacerse a determinada edad, muchas veces se piensa que este es un acto relacionado con la adolescencia, lo cierto es que desde que nuestros/as hijos/as son pequeños están continuamente tomando decisiones.

¿Cuándo se empiezan a dar?

Somos nosotros cuando nuestros/as hijos/as son pequeños los que empezamos a valorar sus acciones como acciones con intenciones, es decir, para que nuestros hijos crean que están tomando decisiones propias hay que decirles que lo hacen.

¿Cómo conseguir que nuestros hijos tomen más decisiones propias?

PRIMERO: Creer como padres y madres que nuestros hijos desde pequeños han sido capaces de tomar decisiones, más o menos adecuadas, más o menos trascendentales, aunque siempre decisiones propias.

  • “Mi hijo sabe que juguetes le gustan, él prefiere…”
  • “Yo sé que mi hija va a elegir entre una amiga u otra”
  • “La decisión es tuya, tienes estas opciones, elige”.

SEGUNDO: Hacerles ver que eso ocurre, nosotros somos quienes decidimos como padres y madres si un acto tiene valor o no de toma de decisiones, si se las hacemos ver, nuestros hijos realmente se verán haciéndolas.

  • “Cuando fuimos a por los libros y tú elegiste estos cuadernos tomaste una decisión”.
  • “Tú elegiste no salir el fin de semana, tenías las dos opciones y escogiste”
  • “Cuando compramos la casa, decidiste quedarte con esa habitación, tú decisión se va a respetar”.

Hay que tener en cuenta que muchos chicos/as adolescentes y jóvenes piensan que no saben tomar decisiones, ya que nunca se lo han dicho.

TERCERO: Hacerles ver que toman decisiones por su cuenta.

  • “Si fuiste a ese sitio que tenías prohibido la decisión también fue tuya, aunque fueran tus amigos, tú elegiste y tomaste una decisión”.
  • “¿Cómo tomaste esa decisión?, debe de haber sido difícil, no sé lo que hubiera hecho yo en tu lugar”.
  • “¿Cómo se te ocurrió elegir eso?, tenías muchas alternativas y además seguro que había gente que te aconsejaba lo contrario”.

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CUARTO: Señalar que no hay decisiones “buenas” o “malas” y sí más o menos adecuadas.

  • “Salir y beber es una decisión tuya, no digo que sea ni buena ni mala, ahora bien, yo pienso que con la edad que tenéis no es lo mejor”.
  • “No es ni bueno ni malo que no te hables con tus amigos, pienso que sería mejor que arreglaras las cosas de otra manera”

QUINTO: Valorar sus decisiones.

  • “Tiene que haber sido difícil tomar esa decisión”.
  • “Muchos te lo han puesto difícil para elegir, debe de haber sido un gran esfuerzo”.

SEXTO: Potenciar otras alternativas si pensamos que las opciones elegidas no son las adecuadas.

  • “Has tomado una decisión, y eso tiene que darte ganancias, aunque pienso que también ha debido suponer perdidas, ¿Qué opciones tenías?
  • “Muchas veces elegimos pensando que tenemos varias opciones, ¿Cuáles tenías tú?

SÉPTIMO: Ayudar a construir más decisiones.

Por nuestra historia que es más larga que la de nuestros hijos, y por que hemos tenido que enfrentarnos a más dificultades por el tiempo vivido podemos aportar nuevas alternativas en la toma de decisiones.

  • “¿Qué pasaría sí…?”
  • “¿Que harían los demás sí…?”
  • “¿Qué otras alternativas tendrás cuando…?”
  • “¿Cómo serán las cosas cuando todo te salga bien?”

OCTAVO: Buscar en el pasado elecciones realizadas y que tuvieron éxito aunque se realizaron por otros temas.

  • “En aquella ocasión en la que elegiste entre…, ¿cómo conseguiste tomar la decisión?”
  • “¿Cómo hiciste para tomar la última decisión importante?, ¿Qué te puede ayudar ahora?.

 

Todos estos pasos no son consecutivos, se pueden alternar, aunque esta secuencia nos ayudará:

  • Primero, a ver que nuestros hijos toman decisiones propias.
  • Segundo, a acercarte a tu hijo/a por medio de sus decisiones.
  • Tercero, a ayudarle a tomar decisiones que le ayuden.

Autor: Jesús Falcón

Cofundador del Proyecto educativo Bosque de Fantasías, programador y desarrollador por excelencia, dedicado al mundo educativo y a su evolución.

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