Ejercicios sensoriales para el desarrollo de la audición

Ofrecer a los niños menores de 6 años una buena experiencia sensorial usando para ello ejercicios prácticos, les ayudará a activar el desarrollo de su sistema nervioso, creando y formando nuevas conexiones neuronales y estimulándolas de una manera adecuada.

 

Desarrollo de la audición en un niño: Música

Asegúrate de escuchar música, cantar, bailar y tocar instrumentos musicales. A partir de los 2 años hasta las 6, aproximadamente, los niños tienen un período de desarrollo del llamado oído musical, es decir, aprenden a captar el ritmo, los diferentes tonos e instrumentos que escuchan, etc. Además está relacionado intrínsecamente con el desarrollo del cerebro, estimulando las regiones que son responsables de la capacidad matemática y del reconocimiento de patrones.

Mientras escucha música, se puede trabajar otros aspectos esenciales como el habla, enseñándole a cantar, o la motricidad y la coordinación: bailando,  moviéndose libremente o incluso aprendiendo movimientos y coreografías sencillas, pero solo si le gustan. Además, podemos ayudarle a reconocer diferentes instrumentos musicales, así como la forma en que el sonido cambia según la situación.

Una buena oportunidad para desarrollar su oído es tocando un instrumento musical. Podemos empezar de forma sencilla, con unas campanillas, un triángulo, un tambor o unos silbatos.

Debemos recordar que los sonidos, el ritmo de la música y las letras que escuche en su infancia, formarán la base de su educación musical, y serán uno de los primeros recuerdos que tenga cuando crezca.

 

Ejercicios en el desarrollo de la audición Montessori

A continuación os explicamos unos ejercicios sencillos para desarrollar la audición a una edad temprana:

  • Usar recipientes vacíos: Para realizar la siguiente actividad debemos usar recipientes de diferentes tamaños y materiales (plástico, metal, cerámica, madera o cristal). El niño deberá echar dentro diferentes elementos para captar el sonido que hacen al golpear con la superficie del recipiente. Por ejemplo, con una simple ensaladera podemos ir echando poco a poco granos de arroz, garbanzos, judías, elementos metálicos como monedas o cualquier otro elemento que haga un sonido diferente. Podemos hacer el mismo ejercicio llenando el recipiente con un poco de agua, o llenándolo poco a poco con distintos tipos de líquidos.
  • Agitar frascos o tarros: Introduciremos diferentes elementos dentro de un pequeño frasco o tarro que se pueda cerrar herméticamente con una tapa, lo más recomendable para comenzar es que sea de plástico y totalmente opaco para producir un sonido más claro. Una vez introducidos los elementos, el niño deberá agitarlo para escuchar el sonido que se genera. Lo más fácil es tener varios frascos de colores y llenar cada uno con algo distinto como arena, piedras de diferentes tamaños, agua, cereales, etc.
    • Podemos jugar a que el niño reconozca el elemento que es, según el sonido que tenga al agitarlo, simplemente cerrando los ojos, o buscando los frascos que generen el mismo tipo sonido.
    • Podemos hacer que el niño ordene los tarros desde el más silencioso  hasta el más ruidoso y viceversa.
  • El juego del silencio: No hay nada más interesante que los sonidos que se generan en nuestro entorno. Estando en silencio podemos prestar más atención a los sonidos que normalmente son “invisibles” y, además, de desarrollar la audición, con la que también desarrollamos la autodisciplina.

Podemos comenzar de manera sencilla en casa, haciendo que el niño se siente o tumbe cerrando los ojos, sin moverse y sin hablar. No pasa nada si no aguanta más de 30 segundos al principio, es normal, poco a poco irá aprendiendo a relajarse. A partir de ese momento deberá escuchar los sonidos que le rodean, el tic-tac del reloj, aparatos eléctricos que estén funcionando, nuestras propias pisadas en el suelo o los pájaros que puede escuchar a través de la ventana.

Al rato, el niño podrá decirnos en voz baja lo que está escuchando en cada momento.

No nos debemos olvidar de que no es necesario forzar o persuadir al niño para hacer los ejercicios si en ese momento no quiere, de lo contrario perdería todo su sentido. Para hacerlos es importante que esté interesado y quiera probar. Podemos decirle: “Hoy voy vamos a jugar a algo muy interesante” o “Mira, tengo algo nuevo que nunca has visto antes”.

Con la realización de estos ejercicios el niño aprenderá a prestar atención a los sonidos que le rodean en su vida y a distinguirlos de una manera más sutil, algo muy importante en edades tempranas.

Autor: Jesús Falcón

Cofundador del Proyecto educativo Bosque de Fantasías, programador y desarrollador por excelencia, dedicado al mundo educativo y a su evolución.

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