Combate los excesos de la educación moderna

¿Excesos de la educación? ¡Combátelos!

La vida se ha convertido en un no parar, donde relajarse es un lujo hasta para un niño.

Colmar las expectativas que hemos depositado los adultos en ellos; llegar con éxito a las metas a las que se les obliga; salir ilesos de jornadas maratonianas fuera de casa (de a veces todo el día, con miles de actividades impuestas y no elegidas libremente), es una fuente de estrés y de ansiedad que un niño en un ambiente sano no debería sufrir.

El querer que tengan todo y/o que puedan escoger entre infinitas posibilidades, muchas veces consigue el efecto contrario: se agobian y se bloquean. Cuando lo que desean es, simplemente, descansar, pensar, inventar, jugar y divagar sin presiones.

Asimilar lo vivido es primordial para aprender. Y en la rutina de prisas que vivimos, para un niño es misión casi imposible. Vale la pena ir contra la corriente y construir adultos inteligentes y con opciones, pero también serenos y felices. Adultos que disfruten del momento presente sin pensar en el futuro constantemente como fuente de agobio y frustración.

¿Cómo podemos conseguir esto que suena tan complicado?  Vamos a intentar trabajar cuatro frentes que lograrán cambiar la rutina:

 

  • Menos velocidad

Seguro que vas corriendo a todos lados y tus hijos contigo, aprendiendo que la vida es una carrera, no sabemos muy bien para llegar adonde. Lo único que parece claro es que hay que correr. ¿No te parece que deberías parar un poco a veces, sentarte y reírte con ellos? Que vean que la vida es más bonita sin tanta prisa. Y si un día no llegamos a tiempo, igual es porque debíamos darnos cuenta de algo. Piénsalo.

 

  • Menos información

Todo lo tienen que saber, que conocer, que aprender, que memorizar… Pues no, no hace ninguna falta, y más teniendo en cuenta que por mucho que les expliques, en la mente infantil hay una especie de click que salta cuando la información ya es excesiva y no les interesa. A partir de ese momento no te escuchan, de modo que  conviene contarles solo lo que nos pregunten, que es lo que les interesa. En cuanto a Internet y televisión, aunque cueste, hay que reducir la exposición a las pantallas y emplear ese tiempo en jugar, leer, bailar o simplemente hablar y reír.

 

  • Menos opciones

Reduzcamos el abanico de posibilidades: si en vez de a dos o tres actividades extraescolares, asisten a una que les guste y motive, el efecto será positivo. Cuando tenemos demasiado en donde elegir o en donde estar obligados a destacar, definitivamente es muy fácil perder el interés y frustrarse.

 

  • Menos cosas

Cuando poseemos una sola cosa la cuidamos más que cuando tenemos muchas. Esto es así. Por el bien de tus hijos reduce sus posesiones y las valorarán más. No necesitan tener montones de juguetes, sino unos pocos que estimulen su imaginación. Cuando tienen una habitación repleta de cosas, acaban jugando con un cacharro lleno de agua donde ponen a nadar a sus muñecos. Y tan felices. La consigna es menos es más. Menos estrés y más felicidad.

Autor: Jesús Falcón

Cofundador del Proyecto educativo Bosque de Fantasías, programador y desarrollador por excelencia, dedicado al mundo educativo y a su evolución.

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