5 razones por las que es bueno que nuestros hijos caminen descalzos

Andamos tan preocupados por el frío y el daño que puedan sentir los niños, que no dejamos casi que caminen descalzos. Esto se suma a la proliferación de calzado infantil, incluso antes de que aprendan a andar. ¿Zapatos pre-andantes? No se entiende muy bien para qué sirven, cuando lo más natural que podemos hacer por nuestros hijos es dejar que anden sin zapatos el mayor tiempo que se pueda, lo cual ratifican podólogos y pediatras.

Cada uno de los pies tiene 26 huesos, 33 articulaciones y más de 100 tendones, músculos y ligamentos. Una obra de ingeniería hecha para caminar por los terrenos más difíciles como hacían nuestros antepasados. La evolución llegó en forma de zapatos para proteger y decorar. Útiles en muchas ocasiones, cómo negarlo, pero hay que saber que es sano que caminen también sin ellos, en casa y donde puedan: playa, césped, tierra y donde creamos que no hay peligro. Y sí, la sensación impagable de libertad es muy grande.

Beneficios de esta práctica

  1. Los pies del recién nacido hasta los 8 o 9 meses tienen más terminaciones nerviosas que la mano, es decir, son los receptores perfectos para comenzar a percibir el mundo que les rodea. Privarles de esta sensación poniéndoles zapatos es mermar el desarrollo del pequeño, sin duda. El bebé debería usar los pies como el resto de su cuerpo para notar a través de ellos los estímulos externos, y también para ir delimitando su propio espacio de maniobra. Por todo esto no nos extraña que se diga que los pies incrementan el desarrollo de la inteligencia del niño.
  2. Favorece la formación del arco plantar. Andar dezcalzos es el ejercicio perfecto para los huesecitos de la planta del pie. Hasta los tres años los niños suelen tener los pies planos y de esta forma hacemos que se desarrollen según recomiendan los especialistas.
  3. Lógicamente mejora su estabilidad al apoyar todo el pie y los dedos en el suelo, fortaleciendo la musculatura del pie y del tobillo, por lo que el niño estará más preparado para caminar, correr, saltar, etc.
  4. El andar sin zapatos previene la aparición de hongos, bacterias y, por lo tanto, el mal olor.
  5. Se reparte el peso del cuerpo en todo el pie, lo que además de dar equilibrio, hace que tengan una espalda más sana.

El uso de los zapatos, como hemos dicho, es para proteger y decorar. Así que mientras no sea necesario, no los usemos. Y un último apunte: el frío no entra por los pies; los virus entran por la nariz o por la boca para ser exactos, y se deben instalar en la mucosa para sobrevivir. Además debe hacer frío para que haya una vasoconstricción que disminuya las defensas y la respuesta del cuerpo a los agentes invasores. Es decir, para enfermarse tiene que coincidir que haga frío y que tengamos cerca a alguien enfermo, o bien que toquemos algo que esté impregnado de gotitas que haya expulsado alguien enfermo tosiendo o hablando. Esto último se evita lavándonos las manos.

El caso es que andar descalzos o con calcetines, mejor antideslizantes, no es motivo suficiente para enfermarse. Así que dejemos libres los pies de los niños, que todo son ventajas y ellos ¡son más felices!

Autor: Carolina Cuello

Escribo desde siempre, por trabajo y por placer. Creo que la palabra escrita puede cambiar el interior de las personas y es en lo que pienso cuando redacto un nuevo artículo. Más información

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