Mi hijo no quiere dar besos ni abrazos

Solemos desear que nuestros hijos aprendan a expresarse de forma libre e independiente y, sin embargo, tendemos a entrar en contradicción ante determinadas situaciones de la vida, como la que tiene que ver con el hecho de abrazar y/o besar a otras personas. Puede ocurrir que nuestros hijos, en determinados momentos, no quieran tener que abrazar o besar a terceras personas, incluso cuando estas sean de su círculo familiar o de confianza, y no debemos obligarles a hacerlo porque esto no trae ningún efecto positivo para ellos.

Los niños durante su proceso de crecimiento y educación, precisan de coherencia en nuestras palabras y en nuestras ideas, y este tipo de contradicciones, aunque no guarden ninguna mala intención, suelen desmoronar sus pequeños cimientos de entendimiento.

Los niños, al igual que los adultos, deben gozar de libertad de expresión en todos los sentidos, y sobre todo con todo lo que a su cuerpo y a sus emociones se refiera. ¿Por qué, entonces, deberíamos obligar a nuestros hijos a dar abrazos y besos sin querer? Sin duda por todo lo que tiene que ver con el protocolo y las reglas de cortesía de nuestra sociedad, pero este tipo de reglas aún resultan incomprensibles para los niños más pequeños, y ellos solo recibirán el mensaje de que deben hacer cosas que no les apetecen y sin entender el porqué. De esta forma, podrían terminar relacionando la idea de dar abrazos y besos como algo forzoso y obligatorio, poco relacionado con el hecho de ser espontáneos y cariñosos que es lo verdaderamente maravilloso.

Cuando el niño no quiere besar ni abrazar a la familia

Y si hay una ocasión en la que el rechazo de nuestros hijos a besar y a dar abrazos se vuelve tremendamente incómoda y desagradable, es cuando se niegan a hacerlo con su propia familia. Como padres no podemos evitar el sentirnos mal al ver que nuestros hijos rechazan a sus tíos o a sus abuelos, pero debemos respetar el derecho a decidir de los más pequeños por una sencilla razón: que los niños no son una extensión de nosotros mismos, sino seres totalmente individuales e independientes.

Es normal que los niños puedan pasar por esta etapa y no debemos alarmarnos ni enfadarnos, ya que es normal por todo lo que hemos comentado en torno a su desconocimiento de las normas sociales. Pero esto es algo que los niños irán aprendiendo a lo largo del tiempo a base de relacionarse con su entorno y de observarnos a nosotros. Poco a poco irán desarrollando su capacidad de expresar los sentimientos, de saludar y de despedirse o de demostrar su cariño a terceros.

¿La solución? Tener paciencia y no regañar ni castigar a los más pequeños por un comportamiento del todo natural en los primeros años de infancia.

Autor: Jesús Falcón

Cofundador del Proyecto educativo Bosque de Fantasías, programador y desarrollador por excelencia, dedicado al mundo educativo y a su evolución.

Comparte este artículo en

Envía un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *